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Educar a nuestros hij@s para la prevención

La familia es uno de los pilares, junto con la escuela y el grupo de iguales, en la socialización de las personas. La familia alberga un gran potencial en dos direcciones opuestas: pueden proteger y potenciar la personalidad y habilidades de los niños/as, y también pueden dañar y destruir sus capacidades de desarrollo.

Podemos decir que la familia es el primer apoyo o la primera dificultad con la que se enfrenta un recién nacido. Existen diferentes formas de ser familia: nucleares, monoparentales, homoparental, de padres y madres separados, de familias reconstituidas, con hijos biológicos u adoptados, familias extensas encargadas de la crianza de forma temporal o permanente…todas tienen potencialidad educativa y de crianza. Todas pueden dar amor y poner límites. Cuando estamos en presencia de un niño/a, siempre estamos educando. Educamos hasta cuando guardamos silencio o incluso cuando la interacción se reduce a la mínima expresión. No podemos dejar de comunicarnos o de transmitir alguna clase de contenido, y este es captado por los hijos e hijas.

Dar información sobre drogas es necesario, pero insuficiente si tu objetivo es que tu hijo/a no desarrolle una adicción. Hacer prevención no es solamente hablar de drogas o de adicciones, es transmitir valores, habilidades y actitudes, especialmente con lo que hacemos, y no tanto como pudiera parecer, con lo que decimos. Generalmente las personas desarrollamos comportamientos adictivos, no porque nos falte información sino por carencias en nuestro autoconocimiento, autoestima y/o habilidades sociales. Influirá también nuestra educación en valores en especial el valor de la libertad y del pensamiento crítico, así como la valoración que hagamos del cuidado de la salud en sus tres dimensiones: bio-psico-social. Cuando educas de manera irremediable pones en cuestión tus propios valores e incoherencias.

¿Soy ejemplo de conducta en el cuidado de mi salud en sus tres dimensiones?

¿Puedo decir no fumes, con un cigarrillo entre los dedos?

¿Tiene sentido señalar el uso abusivo del móvil a un hijo/a, si nosotros mismos pasamos demasiadas horas frente a él?

La mayoría de padres y madres no se han parado a reflexionar sobre las consecuencias de su estilo educativo y si lo han hecho, consideran que ese modo es adecuado o al menos que tiene más ventajas que inconvenientes.

No existe una receta para ser un “buen padre y/o madre”, pero sí podemos decir que las siguientes claves ayudan a un desarrollo adecuado de los niños y las niñas. Los buenos padres y madres:

DAN UN EJEMPLO COHERENTE. Si piden a sus hijos/as que no se pasen el día mirando el móvil, ellos/as dan ejemplo haciendo deporte, leyendo, saliendo con amigos…y dejando el móvil en un cajón cuando llegan a casa.

 • NO ECHAN CHARLAS. Dialogan e intentan descubrir con paciencia modos eficaces de comunicarse con sus hijos/as. Argumentan y escuchan.

 • ESTABLECEN NORMAS CLARAS Y LAS ESCRIBEN. Con los pequeños las aplican sin demasiada negociación y con los mayores las negocian. Cumplir las normas va asociado a un refuerzo, no hacerlo a su perdida. Ejemplo: Si cumples estas 10 normas todos los días, todos los días podrás…”hacer tal cosa” en este horario.

• EXPRESAN SU AMOR DE FORMA CLARA Y DIRECTA. No tienen miedo de decirles con frecuencia y de manera directa: “Te quiero”, “Eres importante”, “Quiero que seas feliz” “Cuenta siempre conmigo”…

• AYUDAN A SUS HIJOS/AS A CONOCERSE Y A CONOCER EL MUNDO QUE LES RODEA. Son capaces de formular preguntas interesantes y no solamente preguntar por los deberes y el colegio. Hablan sobre muchos temas diferentes. Ayudan a pensar.

• ANIMAN A LA AUTONOMÍA Y AL DESARROLLO. Son familias que tiene claro que el objetivo general es que cada vez sean menos necesarios como cuidadores/as. Exigen a sus hijos/as en función de sus posibilidades. Observan y sacan buenas conclusiones. Por ejemplo ¿Sabes jugar a la “play”? Sabes poner una lavadora.

• TRANSMITEN EL VALOR DEL TRABAJO BIEN HECHO Y TAMBIÉN DEL AUTOCUIDADO. Con la palabra, pero sobre todo con los actos, transmiten que hay un tiempo para trabajar y otro para cuidarse, disfrutar y descansar. Enseñan, desde la infancia y de manera constante, que el trabajo bien hecho tiene recompensa. También enseñan a descansar.

Si sientes inseguridad con la educación que estás dando a tus hij@s y te sientes perdi@, podemos ayudarte. No esperes a que sea demasiado tarde.