Según un estudio presentado en el marco de la 25 Conferencia Internacional sobre Reducción de Daños (HR17, en sus siglas en inglés), que tuvo lugar este pasado mes de mayo en Montreal (Canadá), el uso de drogas estimulantes puede provocar sobredosis. Se trata de un conjunto de síntomas físicos y psiquiátricos cuya problemática a menudo ha estado invisibilizada en la comunidad de reducción de daños.
Los programas de reducción de daños han centrado su atención en los casos de sobredosis por el consumo de opiáceos olvidando que otro tipo de drogas como las estimulantes (cocaína y anfetaminas) también pueden provocar sintomatología similar a la experimentada en casos de sobredosis por opiáceos.
Un equipo de investigadores del Instituto de Investigación y Evaluación del Pacífico de Estados Unidos llevó a cabo un estudio en la ciudad de Fresno (California, EEUU) que cuenta con 500.000 habitantes y una alta prevalencia de usuarios de drogas. Sin embargo, dispone de escasos programas de intercambio de jeringuillas.
El estudio, que contó con 494 participantes, tenía como criterios de inclusión ser mayor de 18 años y haber consumido drogas inyectables en los últimos 30 días. Del total, el 62% eran hombres y en su mayoría de etnia blanca (43%) o de origen latino (39%). La mediana de edad fue de 46 años y, en promedio, la mediana de edad desde la primera inyección fue 22 años.
Durante el estudio se administró una encuesta con el objetivo de recoger información sobre datos demográficos, así como sobre la historia del uso de drogas y los casos de sobredosis. A los inscritos también se les preguntó por sus conocimientos sobre el VIH y el virus de la hepatitis C (VHC) y se les realizaron tests de pruebas rápidas para las dos infecciones. El periodo de recogida de datos duró aproximadamente 3 meses y a cada participante se le recompensó con 40 dólares por su participación.
Según la información recogida, la heroína fue la droga más utilizada tanto en el pasado como en el último mes (87% y 83%, respectivamente), seguida de la metanfetamina (76% y 60%, respectivamente). Algunos de los participantes refirieron hacer un uso de drogas combinado de heroína y metanfetamina (59% en el pasado y 40% en el último mes) o speedball, es decir heroína y cocaína combinadas (59% y 23%, respectivamente). El uso de opioides por prescripción médica o de otro tipo de estimulantes diferentes a la metanfetamina fue raramente referido.
A los participantes también se les preguntó si habían experimentado sobredosis a causa del uso de estimulantes como la metanfetamina o la cocaína. En estudio, se definió sobredosis como síntomas físicos graves o episodios de inestabilidad mental debidos al uso de estimulantes. Entre los síntomas físicos se incluye sensaciones parecidas a las de un ataque al corazón, convulsiones, calor excesivo que la persona considera que es debido al uso de estimulantes. Como síntomas mentales se incluyen el pánico extremo, la paranoia, la ansiedad, la agitación, la alucinaciones o la psicosis.
El 39% de los participantes refirió haber experimentado alguna vez sobredosis por estimulantes siendo un 10% los que lo habían experimentado en los últimos tres meses. Pese a que un mayor número de personas había tenido una sobredosis por opiáceos en el pasado (46%) solo un 6% lo había experimentado en los últimos meses. La mediana de episodios de ambos tipos de sobredosis por participante fue de 3.
Uno de cada cinco participantes refirió haber experimentado sobredosis tanto por estimulantes como por opiáceos. Además, más de las tres cuartas partes explicó haber consumido metanfetamina los días previos al último episodio de sobredosis. Sin embargo, gran parte de ellos refirió haber consumido también heroína (41%), cocaína (21%) y otras drogas (25%).
Los participantes que experimentaron sobredosis por drogas estimulantes describieron una amplia variedad de síntomas, teniendo como media 9 de ellos: elevada frecuencia cardíaca (86%); aumento de la temperatura (76%); ansiedad extrema (72%): respiración irregular o dificultad para respirar (71%); pánico (68%); hipervigilancia (67%); agitación extrema (64%); paranoia extrema (51%); quedarse dormido o desmayarse (46%); dolor en el pecho u opresión (44%); náuseas o vómito (43%); alucinaciones (40%); espasmos o rigidez en las extremidades (34%); síntomas visuales como visión de túnel (25%); sentirse paralizado mientras se está despierto (26%); convulsiones (17%); sentirse al borde de un ataque al corazón (6%). Por lo general, las personas relataron estar acompañadas en el último episodio de sobredosis ya fuera por amigos, compañeros o por la pareja. Sin embargo, el 27% se encontraba solo. Solamente el 18% fue atendido por una ambulancia y el 25% acudió al hospital.
El equipo de investigadores señala que la gran variedad de síntomas que se pueden experimentar durante la sobredosis por sustancias estimulantes, que a menudo se solapan con la sintomatología provocada por otras patologías, dificulta realizar un diagnóstico correcto. Además, la mayoría de personas en estas situaciones no sabe en qué momento llamar a los servicios de emergencia o acudir a urgencias.
Los resultados del presente estudio ponen de manifiesto la importancia de incorporar en los programas de reducción de daños información sobre la sobredosis por sustancias estimulantes, cómo detectarla y qué hacer en esa situación.