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Las benzodicepinas, fármacos prodigiosos altamente adictivos

Teniendo en cuenta los cientos de miles de personas que abusan de las benzodiazepinas o que las toman legalmente, hoy queremos informar sobre sus efectos secundarios y su poder de adicción con el fin de prevenir lesiones o intoxicaciones accidentales.

Las benzodiazepinas aparecieron en Estados Unidos en la década de 1960, comenzando con Librium y continuando con Valium.

Ambas drogas se volvieron tremendamente populares en un corto período de tiempo, con unos 2.300 millones de comprimidos de Valium siendo vendidos en 1978. Pasó un tiempo antes de que la población en general se diera cuenta de lo adictivos que eran estas drogas recetadas y cuán difícil era retirarse de ellas.

Las benzodiacepinas se utilizan comúnmente para tratar los ataques de pánico, insomnio, comportamiento compulsivo y ansiedad generalizada. Son drogas cuyo efecto dura mucho tiempo y se les darían a una persona que necesitara medicación constante durante un largo período de tiempo, como una persona que sufre de ansiedad continuamente.

Qué son las benzodiacepinas

Si hablamos de Orfidal, Tranxilium, Lorazepam, Lexatin, Valium,…. Seguro que son nombres familiares para la mayoría de nosotros y buena parte de la población las ha tomado alguna vez por algún motivo determinado.

Las benzodiacepinas son sedantes que ralentizan las funciones del cuerpo.
Son medicamentos psicotrópicos que actúan sobre el sistema nerviso central actuando como relajantes y sedantes además de ser anticonvulsivos, amnésicos y miorelajantes.

Funcionan aumentando la Gaba, sustancia química cerebral, relajando y reduciendo la actividad de las neuronas.

Las benzodiacepinas se han convertido ya en las drogas de prescripción más consumidas de nuestra historia.

Efectos asociados a las benzodiacepinas

Las benzodiacepinas son eficaces. Nunca fallan, nos regalan un descanso sin interrupción, alivian ese sufrimiento desesperado tras una ruptura afectiva e incluso nos ayudan a hacer más llevaderas nuestras jornadas laborales.

Sin embargo todo en esta vida tiene un precio, y casi como un dios malévolo del panteón griego, nos obliga a hacer un pacto a veces imposible. No deberemos continuar el tratamiento más allá de las 4 y 6 semanas. De lo contrario, habrá muchas posibilidades de que generemos una dependencia.

La vida sigue doliendo, los problemas pesando, el insomnio visitándonos y la ansiedad devorándonos. Pedimos ayuda a nuestro médico y él, carente de más recursos y estrategias cede, dando paso a esa lenta y devastadora adicción.

Efectos secundarios de la adicción a las benzodiacepinas

Confusión.
Falta de equilibrio (sobre todo en las personas mayores).
Trastornos del habla.
Debilidad muscular.
Estreñimiento.
Náuseas.
Boca seca.
Visión borrosa.
Efectos progresivos asociados al consumo de benzodiacepinas en nuestra memoria

Las benzodiazepinas reducen de forma notable nuestra capacidad para asentar información nueva. Aún más, el consumo prolongado de las mismas deriva en una clara rigidez de nuestros procesos cognitivos: nos cuesta concentrarnos, resolver problemas, inferir información, relacionar ideas…

Efectos paradógicos

Una “reacción paradójica a un fármaco” es la aparición de un resultado opuesto al esperado. Son muchos los pacientes, que tras llevar varios meses o incluso años tomando algún tipo de benzodiacepina, empiezan a experimentar alguno o varios de estos síntomas:

Aumento de la ansiedad.
Sentimientos de ira o enfado.
Agitación.
Sensación de melancolía.
Despersonalización (sensación de indiferencia de su entorno).
Depresión.
Desrealización (sensación de que su entorno no son reales).
Pesadillas.
Cambios de personalidad.
Pensamientos o conductas suicidas.

Las benzodiacepinas en las personas mayores de 60 años

Los médicos de atención primaria suelen recetar benzodiacepinas de duración corta para el tratamiento del insomnio en personas mayores de 60 años. Es un procedimiento común y tiene el fin de mejorar la calidad del sueño, contribuyendo como fin último a una mejor calidad de vida. Sin embargo, son muchos los estudios que nos alertan de los diferentes riesgos asociados al consumo prolongado de estos fármacos a edades avanzadas:

Alteraciones cognitivas y de la memoria.
Aumento del riesgo de caídas y de sus consecuencias (como fracturas de cadera).
Mayor probabilidad de accidentes de tráfico.
El uso de benzodiazepinas también podría ser un marcador temprano a la hora de desarrollar demencias.

Un recurso tan fácil como peligroso

No podemos poner todo el foco de la responsabilidad en nuestros médicos. La organización, el sistema y las políticas que articulan nuestros entornos no facilitan esa atención personalizada donde poder afinar mucho mejor el diagnóstico y el tratamiento.

Asimismo, factores como el desempleo, la mala calidad del empleo, la crisis, la pobreza, el sentimiento de soledad o la mala gestión de nuestras emociones acentúan muchas veces esos vacíos donde los fármacos actúan como auxiliadores, como disipadores de penas y procuradores del buen descanso.

Para concluir, indicar que las benzodiacepinas son eficaces a corto plazo. Más allá de esa frontera, donde la química actúa como sedante, se abre la necesidad de integrar otras estrategias, otros enfoques con los que desenredar el nudo de nuestras vidas mediante la psicoterapia, la voluntad personal y el apoyo auténtico, sensible y empático de nuestro entorno social. En nuestras manos está conseguirlo, más allá del efecto de cualquier pastilla.

Si tienes adicción a las benzodiacepinas, en Pablo Sosa podemos ayudarte a superarla.